El P. Ángel Sánchez, P. Ángel Mª de la Cruz es su nombre religioso, es actualmente el Secretario Provincial de la Provincia de Castilla. He aquí el testimonio de su relación con Dios:
¿Qué rasgo de Jesucristo te seduce?
"Hablar de
solo un rasgo o faceta del Señor resulta costoso y más cuando perteneces a la
familia del Carmelo Descalzo en la que continuamente nos engolosinan
presentándonos al Todo y nos animan a ser audaces y escogerlo todo.
Teresa de
Jesús y Juan de la Cruz, de quienes voy a tomar muchas expresiones para decir
mi testimonio, han experimentado que en Cristo hallamos aún más de lo que
pedimos y deseamos. Nos exhortan a que le miremos, a que pongamos los ojos
totalmente en él, sin querer otra cosa. Y si así lo hago, me viene a la mente y
al corazón su modo de ser, estar y comunicarse en el silencio y desde el
silencio.
Silencio en
el seno del Padre, donde está escondido, y en el vientre de la Virgen María. Lo
percibo en su nacimiento en la noche de Belén y ese crecer en la vida oculta de
Nazaret. Le acompaña al caminar, subiendo a Jerusalén, sembrándose en palabras
y obras. Es suma desnudez, aniquilamiento y vacío en su pasión, hasta
encumbrarse sobre un árbol donde abre sus brazos con “el pecho del amor muy
lastimado”. Silencio que envuelve su triunfo en la resurrección y se prolonga
en este “vivo pan”, en donde “se está llamando a las criaturas”.
Cada vez que
en el Evangelio contemplo a Jesús callado, espero. Espero su fortaleza y
fidelidad a la voluntad del Padre en el desierto, su promesa de agua viva junto
al pozo en Samaria, su abrazo misericordioso respondiendo a mi pecado y acusaciones
condenatorias, su oración sacerdotal y entrega al levantarse de lavar los pies
a los apóstoles... Cada vez que en la vida y en las personas dejo de escuchar
su voz o descubrir su figura, quiero decir confiado: ¡Salgamos tras él
clamando! Y espero porque sé que nos está mirando, que su mirar es amar y si
sus palabras son obras, también su mirar.
Despacio,
poco a poco -es mi modo de caminar por vías de carne y tiempo- voy cayendo en
la cuenta de su Verdad y la mía. Si no llego a escucharle no es porque se haya
vuelto a abrir ese abismo que ha recorrido para estar conmigo o abandone y dé
por perdido a este su hijo y hermano. Él siempre está comunicando su amor,
buscando, “mirando y remirando” por dónde volverme a él, pagando con bienes mis
muchos males. ¿Entonces por qué tanto silencio, buscado o soportado? Si la luz
divina, por ser en exceso, es ceguera para el hombre, la presencia de esta
Hermosura que excede a todas las hermosuras, el sonar de su música
callada, se muestra como ausencia y
mutismo. También puedo ser yo quien, en ciertas ocasiones, al cerrarme, le fuerce
a dejar de hablar, a retirarse, pero siempre estará más cerca y dentro de mí
que yo mismo.
Este ser, estar y
comunicarse de Jesucristo me atrae. En él quiero entrar, esconderme para encontrarle.
Ser trasformado, para con un poquito de su puro amor, aprovechar a la Iglesia y
a nuestro mundo. “Una palabra habló el Padre, que fue su hijo y ésta habla
siempre en eterno silencio y en silencio ha de ser oída del alma” (S. Juan de
la Cruz, Dichos de Luz y Amor, 99).
Pues que así sea... ¡Callar y obrar!"
P. Ángel Sánchez, OCD.