Dios es amor
Geng
Lei era un famoso arquero en el estado de Wei. Un día, mientras iba de
excursión fuera de la ciudad con el rey, vio un ganso salvaje volando alto en
el cielo. El rey le mandó que cobrase el ganso con una flecha. Él contestó: “No
necesito flecha. Sólo con mi arco puedo hacer que ese ganso caiga del cielo”.
Geeng Ying tensó, soltó e hizo vibrar la cuerda de su arco, y con eso el ganso
salvaje cayó al instante ante sus mismos pies. “Eres un arquero maravilloso”,
dijo el rey. Gen Lei explicó: “Este ganso salvaje había ya sido herido antes
por una flecha, como pude ver por su vuelo y sus graznidos. Por eso cuando oyó
el resonar de la cuerda de mi arco, creyó que le había herido otra flecha, y
cayó al suelo”.
Dios
conoce bien nuestros vuelos, pero también sabe de nuestras heridas y remedios
para las mismas: el amor. Dios
es una comunicación de amor. “Dios es Amor” (1Jn 4,16). Por eso dice San Juan:
“El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es
amor” (1Jn 4,8).
El
amor de Dios es eterno. “Porque los montes se distanciarán y las colinas se
moverán, mas mi amor no se apartará de tu lado” (Is 54,10). “Con amor eterno te
he amado: por eso he reservado gracia para ti” (Jr 31,3).
El
amor de Dios a Israel es comparado al amor de un padre a su hijo (Os 11,1).
Este amor es más fuerte que el amor de una madre a sus hijos (Is 49,14-15).
Dios ama a su Pueblo más que un esposo a su amada (Is 62,4-5).
Jesús
ha recordado al final de la parábola de la oveja perdida que este amor abarca a
todos sin excepción: “De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial
que se pierda uno de estos pequeños” (Mt 18,14). Afirma “dar su vida en rescate
por muchos” (Mt 20,28).
Luego
el amor proviene de Dios y es Él quien lo demuestra a cada persona otorgándole
la capacidad de amar. El objeto fiel del amor de Dios es Jesucristo, y así lo
expresa el Padre: “Este es mi Hijo amado, en el cual me complazco” (Mt 3,17).
Dios ama a todos. Así nos lo dice el libro de la Sabiduría: “Amas a todos los
seres, y no aborreces nada de lo que has creado”. Y el Nuevo Testamento: “Dios
demuestra el amor que nos tiene, porque cuando aún éramos pecadores, Cristo
murió por nosotros” (Rom 5,8).
Al
decir que Dios es amor, afirmamos lo más esencial y poco más se puede añadir al
hablar de Dios.
Es bueno, no obstante, acercarnos a la experiencia de los Padres de la
Iglesia, de los santos y de los teólogos, ya que Dios no es una realidad
abstracta, sino experiencia de vida.
“El
Amor es el que ha hecho descender a Dios sobre la tierra”, dice san Macario, y
Orígenes, con san Pablo, llama a Jesús “El Hijo del Amor”, ya que si Dios es
Amor “también el que viene de Dios es Amor (...) si Dios Padre es Amor y el
Hijo es también Amor, y por otra parte amor y amor son una sola cosa y en nada
difieren se sigue que el Padre y el Hijo son justamente una sola cosa”.
“Es
el amor el que nos hace conocer” (san Gregorio Magno). Cualquiera que empieza
a conocer o amar a Dios, no puede dejar de quedarse con Él. Unas personas lo
descubren en la niñez, otros ya en la edad adulta. Cuando san Agustín cayó en
la cuenta de lo que era, dijo: “¡Tarde te amé! ¡Oh hermosura tan antigua y
siempre nueva! ¡Tarde te amé! (...) Me tocaste y me abrasé...”. Y, desde
entonces, san Agustín no se cansará de hablar del amor. “Dios es tu todo. Si
tienes hambre, es tu pan; si tienes sed, es tu agua; si estás en la oscuridad,
es tu luz que permanece siempre incorruptible”.
El
amor es todo en la vida: fuerza, motor, vida... En las primeras intervenciones
de Benedicto XVI afirmaba estas ideas fundamentales: “Lo que redime no es el
poder, sino el amor”. “Si el mundo se salva será por quienes se entregan
generosamente al servicio de los demás”. “El amor es el que impulsa a la persona al servicio de la verdad, a
la justicia y al bien”.
Dios
es amor, así nos lo ha recordado el Papa en su primera encíclica. De esta
experiencia han vivido los seres humanos.
De esta absoluta verdad está
convencido san Bernardo cuando exclama: “Dios es Amor y nada creado puede
colmar a la criatura hecha a imagen de Dios, sino Dios Amor, solo Él es mas
grande que cualquier criatura”.
“Si Él tuviera una billetera,
llevaría en ella tu foto.
Él te envía flores cada
primavera.
Él te regala un amanecer soleado
cada mañana.
Las veces que deseas hablar, Él
te escucha.
Él puede vivir en cualquier parte
del universo,
pero eligió... tu corazón.
Reconócelo amigo. ¡Él está loco
por ti!
Dios no prometió días sin dolor,
risas sin penas, sol sin lluvias,
pero prometió fortaleza para el
día,
consuelo para las lágrimas, y luz
para el camino”
[(F. Cabral).
P. Eusebio Gómez Navarro, OCD.