"Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: "¿Qué buscáis?".
Ellos le respondieron: "Rabbí, ¿dónde vives?".
Les respondió: "Venid y lo veréis". Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día".
(Jn. 1, 38-39)

Isabel de la Trinidad

Celebramos hoy, 8 de noviembre, a la beata Isabel de la Trinidad.

Isabel Catez Rolland, hija de Francisco José y de María, nació en Bourges, Francia, el 18 de julio de 1880. Desde su más tierna edad se distinguió por su temperamento apasionado, propenso a arrebatos de cólera y de una sensibilidad exquisita.
Cuando contaba siete años, perdió a su padre, lo que fue causa de su "conversión" y de su cambio de carácter como fruto de su vida de ascesis y oración.
El 2 de enero de 1901, a los 21 años de edad, ingresaba en el convento carmelita de Dijón, ciudad donde vivía con su familia.
Isabel -que en el Carmelo se llamaría Isabel de la Trinidad- se propuso como lema ser "Alabanza de gloria de la Santísima Trinidad" y crecer de día en día "en la carrera del amor a los Tres".
Tomó el hábito el 8 de diciembre de 1902 y el 11 de enero de 1903 saltaba de gozo al emitir sus votos religiosos en la Orden del Carmen, a la que amaba con toda su alma.
Con su vida y su doctrina ha ejercido un gran influjo en la espiritualidad de nuestros días, debido, sobre todo, a su experiencia trinitaria. Preciosas son sus Elevaciones, Retiros, Notas Espirituales y sus Cartas.
El 9 de noviembre de 1906, con 26 años de edad, moría feliz como carmelita descalza.
Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 25 de noviembre de 1984.


"La Trinidad: aquí está nuestra morada, nuestro hogar, la casa paterna de la que jamás debemos salir... Me parece que he encontrado mi cielo en la tierra, puesto que el cielo es Dios y Dios está en mi alma. El día que comprendí eso todo se iluminó para mí."